Era empleado purgador de la hacienda de Santa Clara y empleado de confianza
de don Joaquín García Pimentel, dueño de dicho ingenio,
y cuando se le comunicó a este hacendado que debería contribuir
con cierta cantidad de dinero para el sostenimiento de la revolución,
escogió a Manuel Palafox para que se acercara a Emiliano Zapata.
Emiliano Zapata retuvo a Manuel Palafox y, por mucho tiempo, fue vigilado
estrechamente.
Fue en el campamento del "Pozo Colorado" donde lo tomaron
prisionero en 1911, y poco a poco, fue ganando la confianza de Zapata,
pues en aquélla época había pocas personas que pudieran
desempeñar las labores de oficina y atención a la correspondencia.
Llegó un momento en que Manuel Palafox perdió la esperanza
de volver a su trabajo y permaneció en el campamento militar zapatista,
de 1912 a 1914, hasta que en octubre de este último año,
se constituyó la Soberana Convención Revolucionaria en Aguascalientes,
y comenzó a figurar como general en los gobiernos de Eulalio Gutiérrez,
de Roque González Garza y de Francisco Lago Cházaro.
Manuel Palafox acompañó a Emiliano Zapata en la toma de
Chilapa y la de Chilpancingo y figuró en el consejo de guerra que
le formaron al General Luis G. Cartón, y estuvo también en
el consejo de guerra formado a Otilio Montaño en Tlaltizapán.
En esa época, ya figuraba Manuel Palafox como colaborador del
Gral. Zapata, y le tocó estar entre los que confiscaron las haciendas
del Estado de Morelos y las demás que éstos les habían
usurpado a los pueblos, y comenzaron a ser repartidas a quienes las solicitaron
para cultivarlas.
Los zapatistas lo apodaron "El ave negra" por sus habilidades
para la intriga. En 1920, se sumó a la Unificación Revolucionaria
llevada a cabo por el Gral. Obregón y figuró en el Ejército
Nacional, hasta su muerte.