C. General Emiliano Zapata.
Jefe Supremo de la Revolución de la República Mexicana.
Su Campamento.
Pudenciana Ayala, con domicilio en Jumiltepéc,
Municipalidad de Ocuituco Estado de Morelos ante Ud. respetuosamente
paso a exponer que: en el año de 1861, mi Sr. padre José
María Ayala, redimio un terreno conocido con el nombre de Huerta
Grande y que pertenecía al curato de este pueblo, según
lo acredito con los documentos que obran en mi poder, en donde consta
que Sr. mi padre lo compró a la Nación, conforme a las
leyes de 13 de julio del citado año y 5 de febrero de 1861,
según las prescripciones contenidas en las leyes de desamortización.
Poco después, un hermano de el que en
vida llevo el nombre de Diego Ayala le pidio permiso para vivir en
el y así siguieron las cosas hasta que ellos murieron, como
a la muerte de ambos mi señora madre que respondía en
el nombre Remigía Flores fué la heredera, quizo hacer
valer sus derechos a fin de que la señora Catarina Ayala (que
vive) hija del citado Diego del mismo apellido le desocupara la finca,
esta Sra. Ayala se rehusó alegando que era de su padre el terreno
mencionado, como mi difunta madre era persona debil y escasa de ilustración
(no así el esposo de la Sra. catarina) que conoce algo de derecho
según lo dice, pues este Sr. en tiempo de la Dictadura gozó
de muchas consideraciones de parte de los caciques y cuando se le
[ha]cía alguna reclamación no hacía más
que intimidar a la quejosa amenazándole con quitarle toda la
Huerta, (pues solo de la mitad se apoderó) y esto era suficiente
para que mi difunta madre renunciara de sus pretensiones por temor
que llegaren a realizar a la sombra del mal Gobierno sus propósitos.
Asi es que siguieron en poseción de la
citada Huerta, hasta hace como cinco años en que ya no pudiendo
soportar por más tiempo el estado de cosas me enfrenté
con ellos y abri juicio ante los tribunales competentes, no obstante
de tener la justicia en la mano mucho trabajo me dio el que por medio
de un indicto se interviniera quedando de depositaria de la ya dicha
finca la Sra. Josefa Ayala mi hermana, que fué albacea de la
testamentaria de mi Sra. madre.
Comenzó la Revolución de la que
es Ud. el Supremo Jefe y yo no queriendo entorpecer las operaciones
militares, comprendiendo que la cuestión agraria se resolveria
más tarde, dejé las cosas en tal estado esperando los
acontecimientos, más ahora Sr. General que véo que esto
ya toca a su fín, que los esfuerzos de Ud. ya han sido coronados
con el éxito y que con fuerte brazo sigue empuñando
la bandera de justicia y que al fín triunfa la sagrada causa
que se defiende, creo que ya sonó la hora de las reinvindicaciones
y que aquellos nuestros opresores caén al peso de la sagrada
Revolución. Por lo tanto, suplico a Ud. rendidamente me sea
devuelta mi propiedad; más si asuntos de sumo interes no se
lo permiten el que pueda solucionar el negocio, atentamente le ruego
ordene al Gral. Cázares nos arregle como lo créa conveniente
y de acuerdo con el articulo Sexto del Plán de Villa Ayala.
Protesto a Ud. decir verdad. Jumiltepéc,
Julio 30 de 1914.
Pudenciana Ayala. [Rúbrica.]