México, 4 de Agosto de 1914.
Sr. General D. Emiliano Zapata.
San Francisco. D. F.
Muy estimado General y amigo:
Por nuestro amigo el Sr. General Francisco V.
Pacheco, estará ud. informado de las visitas que he hecho a
sus campamentos, ademas que escribía ud. no hace mucho con
el asunto de una emision de bonos sobre la que no opinó ud.
favorablemente.
Espero que la reserva de ud. en un asunto, no
sea en general para todos de los que le hable, pues pruebas tendrá
de que he estado con ud. hace mucho tiempo, que en otras épocas
tambien he auxiliado a los grupos en los que sé que radican
los verdaderos derechos, y si las circunstancias nos alejaron un poco,
no por eso mis aspiraciones politicas han estado mas firmes que nunca,
comprendiendo la justicia que asiste a los de abajo para exigir un
derecho que tienen lo mismo que todos.
Si no me he adherido con mi firma al Plan de
Ayala, ha sido por la falta de oportunidad, pero sí he cooperado
con mi grano de arena, es prueba de mis convicciones, si se tiene
en consideracion que no soy sino uno de tantos que han vivido siempre
de su trabajo, apreciando las injusticias de que tantos hemos ::ido
victimas, y que al primer grito de libertad, demostré estar
con quienes la exigian.
No aceptaria que se me clasificara en el grupo
de convenecieros y politicos que medran con fines personales, y que
saben siempre habilmente acomodarse con el que gana, nó.
Me considero suficientemente honrado y noblemente
ambicioso para limitarme a adquirir beneficios para mí, cuando
se que hay cosas mas grandes que son de mayor provecho, pues que producen
para todos.
Deseche ud. si alguna desconfianza abrigara hacia
mi, en algun sentido, todo temor, y crea que sinceramente, por conviccion
mía, propia y expontanea, he propagado siempre los ideales
proclamados en Ayala, comprendiendo que la vida social del pais necesita
reformas radical (simas, que nada puede conquistar sino la fuerza.
Hecha pues la anterior explicacion, debo decirle
que desde el mes de mayo de 1913, hablé por primera vez con
el Sr. Carranza en Piedras Negras, sobre la conveniencia de un acercamiento
con los elementos del Sur, y dicho señor me dió una
carta para ud. donde le ofrecía que por mi conducto tendria
ud. explicacion de los fines que se perseguian en el Norte, etc.
Esa carta, junta con otros documentos, cayó
en poder de las fuerzas del Gobierno en Diciembre del mismo año,
pues entonces inició un movimiento por el Estado de Mexico,
que tuvo malos resultados, pero siempre deseoso de acercar los elementos
principales de lucha, logré acercarme por conducto del General
Pacheco a uds. sintiendo solo que no haya sido posible hacerlo ántes
para que hubiera resultado provechoso.
Despues de estos acontecimientos, poco despues
de la salida de Huerta, me he puesto en comunicacion con el Sr. Carranza
para indicar la importancia de la situacion del Sur, y laborar en
el sentido de que se reconozca la necesidad que existe de admitir
sin discucion la justicia que asiste a los grupos de uds. y evitar
cualquier diferencia que se dejara traslucir, y que redundaria en
perjuicio de todos; del pais entero.
Mucho he logrado aprender en poco tiempo en este
asunto, pero me encuentro con que por un lado unos señores
Sala, Abreu Sala y por otro un Doctor Atl, agente de la Revolucion
del Norte, se han acercado a Ud. y que probablemente un Señor
Ing. Robles Domínguez, y Licenciado del mismo nombre estan
en visperas de hacer lo mismo, yo, que soy el iniciador de la idea,
me satisface que tantos piensen de igual manera y luchen por lo mismo,
sintiendo solo que sea tan tarde, y que ántes que lo necesitaban
uds. tanto, no lo hayan hecho tambien, pues ahora todo estaria concluido.
Pero repito, me complace que todos vayan hacia
lo mismo, pues de esa manera el éxito es mas probable, y solo
me quedará que decirle a ud. que si ántes de tomar alguna
determinacion desa oirme, se sirva avisarmelo, e iré desde
luego, pues creo que de algo podrán servir las observaciones
de un hombre honrado, pues creo que de algo podrán servir las
observaciones de un hombre honrado, sin ambicion personal alguna,
y que solo busca por la concordia la solucion de los problemas que
a todo buen mexicano deben interesar, y el castigo de los que sin
atender a mas que sus personales intereses, sacrifican a la nacion
entera por su propia satisfaccion. Creo como le repito que mis observaciones
puedan serle útiles, para el bien de la causa nacional, esperando
solo que me indique para acercarme a ud.
Con el Señor General Pacheco he tenido
diversas conversaciones, y aunque cortas, he procurado siempre hacerle
comprender que no tengo yo compromiso con nádie, no busco nada
sino la solucion de nuestras dificultades sociales, y que luchando
por obteber justicia, no me arredra el que se cumpla en mí,
si falto a mis deberes de honradez y patriotismo.
Si ud. me hace el favor de darme algunas ideas
en general para ilustrarme respecto a las posibles resoluciones futuras,
podrian servirme para secundar a ud. aquí de una manera precisa.
No se que suerte haya corrido el Coronel Alberto
Hernandez, quien vino hace poco de ver a ud. comisionado para operar
en el E. de Hidalgo y al que procuré algunas armas y parque
para comenzar sus operaciones, encargandole que se comunicara con
ud. tan luego como diera principio. He querido por cuantos medios
han estado a mi alcance el demostrar mis simpatias por uds. a la vez
que ser útil.
Sirvase ud. contestarme a la mayor brevedad,
y entre tanto, reiterando a ud. mis buenos deseos por el pronto fin
de nuestras dificultades, quedo en espera de sus apreciables ordenes,
suyo atto. afmo. amigo s. s. y correligionario.
Manuel N. Robles. [Rúbrica.]