Nació en la ciudad de Cuernavaca el 30 de abril de 1868; fue
hijo de don León Salazar y de doña Gertrudis Jiménez,
quienes por necesidad de trabajo tuvieron que radicarse en Yautepec.
Amador hizo en Yautepec parte de su primera enseñanza. Su padre
era hermano de doña Cleofas Salazar, madre de Emiliano Zapata.
Amador trabajó durante su juventud en el campo, en las tierras
de la hacienda de Atlihuayán, propiedad de Pablo Escandón
que fuera el jefe del Estado Mayor del General Díaz y gobernador
del Estado de Morelos.
Amador Salazar se caracterizó por ser muy agresivo y frecuentemente
tenía reyertas y pleitos, generalmente con guardias del orden a
los que dejaba tendidos en las calles pues tenía una extraordinaria
fuerza, dada su corpulencia. Su conducta le valió que fuera enviado
al servicio de las armas, como era costumbre en aquella época, y
estuvo como recluta durante diez meses en el cuartel de la Escuela de Tiro
de la ciudad de México. Su padre tuvo que pagar rescate para que
recobrara su libertad y volvió a trabajar en la hacienda de Atlihuayán
hasta que se inició la revolución maderista.
Amador Salazar fue de los primeros hombres que se incorporaron con Emiliano
Zapata. El movimiento maderista lo alcanzó en mayo de 1911 en el
pueblo de Yecapixtla y ya tomó parte en el sitio y toma de la ciudad
de Cuautla en ese mismo mes.
Fue firmante del Plan de Ayala y hay un hecho que lo retrata de cuerpo
entero: el 12 de marzo de 1912, después de una comida en el campamento
que tenían cerca de Yautepec, Salazar se puso a jugar conquián
con Felipe Neri y dijeron que había que jugar por algo que sirviera
a la causa, por lo que convinieron en que el que perdiera iría a
darle muerte al jefe del destacamento, don Ramón Castro, quien se
estaba significando por ser un feroz perseguidor de los zapatistas. Echaron
las cartas y Salazar perdió. Al anochecer le gritó a don
Ramón Castro, que se hallaba en Yautepec en la casa de una de sus
amantes: "aquí está Amador Salazar, a ver si de veras
eres hombre..." se escucharon los disparos de los dos rivales en las
calles obscuras de Yautepec y en el empedrado, Ramón Castro quedó
moribundo, pues Amador Salazar había sido certero en sus balazos.
Amador Salazar, dentro del Ejército Libertador del Sur, ostentó
el grado de General de División y se distinguió en todos
los combates que sostuvo, tanto contra los huertistas, como contra los
constitucionalistas.
La soberana Convención, al instalarse en la ciudad de México
el 11 de marzo de 1915, nombró a Amador Salazar Comandante Militar
del Valle de México, cargo que desempeñó hasta el
2 de agosto de ese mismo año que tuvieron que evacuar la capital
de la República.
El general Amador Salazar, en el mes de agosto, contuvo la furiosa ofensiva
de las fuerzas carrancistas en el Estado de Morelos. Perdió la vida
el 16 de abril de 1916 en un combate sostenido en el pueblo de Pantitlán.
Su cadáver fue trasladado a Tlaltizapán, y sepultado en una
de las criptas del mausoleo que el general Emiliano Zapata mandó
construir, para todos los firmantes del Plan de Ayala.