Fue originario de la Villa de Ayala, cabecera del municipio del mismo
nombre; nació el 13 de diciembre de 1877, hijo de Esteban Montaño
y de doña Guadalupe Sánchez.
De origen humilde, estudió la primaria en la ciudad de Cuautla
con el profesor Celso Hormigo, en la escuela "Guillermo Prieto".
Al terminar la primaria, comenzó a trabajar como maestro en la
escuela de Tepalcingo; estuvo también en Jonacatepec y pasó
posteriormente como Director a la Escuela de Villa de Ayala. Más
tarde fue promovido a Yautepec donde tuvo contacto con Amador Salazar y
fue enlace con Emiliano Zapata. De esta población fue a Villa de
Ayala donde se incorporó a los levantados, el 11 de marzo de 1911.
Ese día Torres Burgos en el Kiosko de Villa de Ayala leyó
el Plan de San Luis, e informó sobre los levantamientos en el norte
del país. Otilio Montaño gritó "¡Abajo
las Haciendas y Vivan los Pueblos!".
Así durante todo el año de 1911, Montaño estuvo
tratando de convertirse en guerrero. Al triunfo del maderismo, en 1911,
el Gobierno de León de la Barra trató de aniquilar el movimiento
zapatista. Montaño colaboró con Zapata para que no se rompieran
las relaciones con De la Barra, como era el deseo de Francisco I. Madero,
Montaño hizo que Zapata conferenciara telefónicamente con
Madero desde la ciudad de Cuautla tratando de limar asperezas.
Cuando Zapata comprendió que la lucha de los hombres del sur
no era comprendida, vio nuevamente la necesidad de ir en contra del Gobierno;
en ese momento Zapata dio instrucciones a Otilio Montaño y al Gral.
José Trinidad Ruiz para que formularan un plan que sirviera de bandera
y que contrarrestara las calumnias de que era objeto Zapata en los diarios
de la capital, y diera a conocer al país el propósito de
redistribuir la tierra entre los campesinos despojados.
Tanto Montaño como el General J. Trinidad Ruiz recibieron los
lineamientos generales de Emiliano Zapata, pero hubo que esperar, porque
estaba próxima la toma de posesión de Madero.
Zapata abrigaba grandes esperanzas en Madero. Pensó que se terminarían
las dificultades y se distribuiría la tierra, pero bien pronto se
dio cuenta que Madero no cumplía su promesa. Entonces Zapata reiteró
las instrucciones a Montaño y a Trinidad Ruiz, para que se procediera
a dar a conocer el Plan que con anterioridad se había formulado.
Zapata tuvo que trasladarse a la sierra de Puebla, y en el pueblo de
Ayoxustla, del municipio de Huehuetlán el Chico, proclamó
el Plan de Ayala, que dio contenido social a la revolución de 1910.
En este acto, el profesor Otilio Montaño leyó el documento
que había escrito de su puño y letra, declarándose
el sur en rebelión formal contra el Gobierno Federal.
Después de la muerte de Madero y Pino Suárez, el 22 de
febrero de 1913, Montaño desempeñó importantes comisiones
en el Cuartel General del Ejército Libertador del Sur, situado en
"algún lugar del Estado de Morelos".
Después de derrocar al gobierno huertista, el profesor Montaño
fue designado por Zapata para presidir la delegación zapatista que
concurrió a la Convención Revolucionaria de Aguascalientes
en 1914; pero por encontrarse enfermo no concurrió, nombrándose
en su lugar al periodista Paulino Martínez.
En el mes de enero de 1914, Montaño fue enviado al Estado de
Guerrero, y el 18 de ese mismo mes firmó un tratado con el general
Julián Blanco, por medio del cual este último se adhería
al Plan de Ayala.
Los villistas y los zapatistas rompieron con Carranza, pues no quiso
reconocer los acuerdos tomados por la Convención. Al hacerse cargo
del gobierno de la Convención el Lic. D. Francisco Lagos Cházaro
designó a Montaño Secretario de la Instrucción Pública,
cargo que desempeñó del 15 de junio al 29 de julio de 1915.
Al tener que dejar la Convención la ciudad de México, se
trasladó primero a Toluca, después a Cuernavaca y finalmente
se disolvió en Jojutla, en el mes de mayo de 1916.
En este último mes las fuerzas carrancistas invadieron el estado
de Morelos, y trataron de atraerse a los principales jefes zapatistas hacia
el constitucionalismo y al ser arrojadas las fuerzas de Carranza a fines
de 1916 aprehendieron cerca de Chalma un correo que llevaba documentos
comprometedores para el divisionario Francisco Pacheco, ex Secretario de
Guerra y Marina en el gobierno de la Convención. Las cartas llegaron
rápidamente a manos de Zapata, y el general Pacheco fue fusilado
el 1o. de enero de 1917, en el pueblo de Miacatlán, por órdenes
del Cuartel General de Tlaltizapán. Esa misma documentación
sirvió para enjuiciar posteriormente a Otilio Montaño.
A principios de marzo de 1917, en Buenavista de Cuéllar, estalló
una revuelta que desconocía la autoridad del Cuartel General de
Tlaltizapán y de su jefe Emiliano Zapata. Este ordenó inmediatamente
sofocar el movimiento en su contra, logrando controlarlo el 7 de mayo y
el Cuartel General anunció que el sublevado Lorenzo Vázquez
había sido ahorcado por traición; al hacerse las aclaraciones
los prisioneros acusaron a Montaño de haber sido el Director intelectual
de la revuelta, para lo que se presentaron cartas que aseguraron eran de
Montaño. Muy cerca de Buenavista capturaron a Otilio Montaño,
pero este afirmó ser inocente, sin embargo Manuel Palafox, a quien
habían puesto el mote del "Ave Negra", y Soto y Gama hicieron
cargos contra él y pidieron su condena.
Emiliano Zapata pretendió retardar los acontecimientos, pero
en esos días se presentaron tantas intrigas y noticias de defecciones
que decidió reunir una corte marcial que lo juzgara.
El Consejo de Guerra estuvo formado por el general Manuel Palafox, el
coronel Serafín M. Robles, el licenciado Antonio Díaz Soto
y Gama, y otros, actuó como Ministerio Público el general
Angel Barrios. El tribunal fue presidido por Palafox que era enemigo de
Montaño así como los demás integrantes. Zapata dijo
que le perdonaría cualquier delito menos la traición.
El juicio comenzó el 15 de mayo y terminó a la 1 de la
mañana del día 18, en que el Tribunal lo declaró culpable.
Esa misma mañana Montaño escribió su "Testamento
Político" en el que aseguró que, "los políticos
que ahora están en el Cuartel General" lo habían hecho
caer en una "infame intriga" y que nunca había traicionado
el Plan de Ayala que "él mismo había redactado",
y que Zapata había tenido "la debilidad de que sus enemigos
lo destruyeran" pero que el "pueblo de Morelos le haría
justicia"; pidió un sacerdote y le fue negado, firmó
su sentencia, formuló una protesta y se despidió de su familia.
El mismo día fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento
en Tlaltizapán.
Años más tarde, el licenciado Antonio Díaz Soto
y Gama, que formó parte del Consejo de Guerra, sostuvo que en 1912
Montaño aconsejó a Zapata que abandonara la lucha y huyera
disfrazado, dijo que Montaño en 1913, estuvo a punto de reconocer
a Huerta y que había aconsejado al Tuerto Morales y a Lorenzo Vázquez
para que dejaran el Ejército Libertador del Sur; y que luego lo
encontraron involucrado en la revuelta de Buenavista de Cuéllar.
Soto y Gama también aseguró que Montaño "hablaba
demasiado y rara vez iba al grano" que era un "anarquista",
"positivista" y "autor de pastorales".
La verdad del caso Montaño nos queda oscura, pero es muy sospechosa
la actitud del tribunal al no permitirle defenderse, lo que nos hace creer
que efectivamente fue víctima del "ave negra del zapatismo"
y de los "políticos" de Tlaltizapán.
Montaño, escribió antes de ser pasado por las armas que:
"moría para satisfacer venganzas mezquinas y ambiciones miserables".