GILDARDO MAGAÑA
1891 - 1939

 

Nació en Zamora, Mich., el 7 de marzo de 1891. Hijo del señor Celso Magaña Caballero y de la señora Columba Cerda de Magaña; fue el segundo de los 12 hijos de este matrimonio.

La familia Magaña fue de clase media más o menos acomodada, dedicada al comercio, pues transportaban los productos de los estados de Michoacán, Jalisco y Colima con las ochocientas mulas que eran de su propiedad; en aquella época giraban un capital de alrededor de los dos millones de pesos.

La niñez y la juventud de Gildardo Magaña transcurrió en su pueblo natal, en donde hizo los estudios de primera enseñanza. Fue un asiduo lector de libros de historia de México y en su adolescencia se informaba mediante los periódicos que editó Ricardo Flores Magón, del que su padre era un ferviente admirador.

A principios de siglo, Gildardo y su hermano Melchor fueron enviados a los Estados Unidos a estudiar la carrera de contadores en el Temple College de Filadelfia. En este colegio continuaron recibiendo las publicaciones de Flores Magón.

En 1908, al terminar sus estudios, regresaron a la ciudad de México, donde se establecieron, y Gildardo entró a trabajar como modesto empleado en la casa comercial llamada "Rojas y Taboada", que estaba en las calles de Academia; a los pocos meses fue ascendido a contador de la Casa.

Gildardo Magaña ingresó en las filas antirreleccionistas y se incorporó al grupo integrado por Camilo Arriaga, Francisco J. Mújica, Agustín Maciel, José Vasconcelos y otros que tomaron parte activa en el complot de Tacubaya. Concurrió a las juntas maderistas de San Antonio, Texas, y a su regreso a México se encontró entre los jóvenes de vanguardia que no descansaron en su pugna revolucionaria y lanzaron el plan político social que redactó la señorita Dolores Jiménez Muro, fechado el 18 de marzo de 1911.

En 1912, cuando los latifundistas lanzaron la campaña de desprestigio contra Zapata, Gildardo Magaña se encontraba desempeñando una comisión en el Norte en defensa de la causa agraria, y fue aprehendido y recluido en la Penitenciaría del Distrito Federal. Durante esta reclusión enseñó a leer a Francisco Villa, que allí estaba preso.

Cuando Victoriano Huerta, ante la presencia de tropas norteamericanas en Veracruz, expidió el decreto por el que concedió amnistía a todos los revolucionarios, Gildardo Magaña salió libre y entonces comprendió que debía buscar la forma de unificar a los revolucionarios del Sur con los del Norte; fue así como se entrevistó en Chihuahua con Francisco Villa que se había fugado de la prisión de Tlatelolco; habló con Lucio Blanco en Tamaulipas, con Antonio Villarreal en Nuevo León. Después de haber concurrido a la toma de Monterrey, regresó al Sur con un regimiento que él organizó y que viajó desde Nuevo León hasta Yautepec, donde se encontró con el general Zapata y le informó de la comisión que se le había encomendado, diciéndole que los norteños estaban dispuestos a apoyar los postulados del Plan de Ayala; así es como, nuevamente, Gildardo Magaña fue comisionado por Zapata para ir a conferenciar con Villa y así plantear la situación en la Convención de Aguascalientes. Regresó acompañado de la comisión nombrada por la Convención para que invitara a los zapatistas a asistir a dicha Convención.

En marzo de 1915, Gildardo Magaña fue nombrado gobernador del Distrito Federal por el gobierno de la Convención. En este cargo luchó contra los agiotistas que venía padeciendo la ciudad de México; concedió las primeras dotaciones de tierras en el Distrito Federal a las gentes de Xochimilco, Ixtacalco e Ixtapalapa en una ceremonia que presidió el general Zapata; dio también la primera Ley de Tierras Ociosas. A pesar de que su actuación fue bastante corta, pues duró del 11 de marzo al 11 de julio de 1915, se significó por su gran interés en cumplir los postulados del Plan de Ayala.

Cuando se hizo cargo de la gubernatura del Distrito Federal, encontró en la Tesorería dos millones de pesos en plata e hizo que sus hombres de mayor confianza custodiaran ese caudal, que era de la ciudad de México.

Al evacuar la capital, los carrancistas encontraron intacto ese dinero. Cuando entró el Ejército Constitucionalista en la ciudad de México le hicieron proposiciones ventajosas para que continuara en el cargo; pero éstas fueron declinadas por Magaña.

En 1916, el general Magaña, además de ser un colaborador cercano de Emiliano Zapata, fue un activo combatiente y en 1917 fue nombrado jefe del cuartel general del Ejército Libertador del Sur. Durante este período desarrolló una amplia labor entre los jefes revolucionarios buscando la consolidación de todos los jefes, pues se presentó una aguda crisis al ser asediados constantemente y por carencias de municiones y pertrechos.

El general Magaña, con mucha habilidad, sorteó la desorientación de los generales y jefes que militaban en el ejército Libertador del Sur, pues después de la muerte de Zapata hubo de celebrarse una junta el 4 de septiembre de 1919 en Cuautla para designar al sucesor de Zapata. Se presentaron cinco candidatos: Marulio Mejía, Genovevo de la O, Jesús Capistrán, Timoteo Sánchez y Gildardo Magaña. Obtuvo Capistrán 11 votos y Gildardo Magaña 18; los demás obtuvieron un voto cada uno.

Al día siguiente, todos los jefes que concurrieron a esta junta firmaron un manifiesto dando a conocer a los revolucionarios el resultado de la junta, en la que se declara que Gildardo Magaña sería el continuador de Zapata y el jefe del Ejército Libertador del Sur. En ese mismo documento se hizo un llamamiento a todos los revolucionarios para que continuaran en la lucha en defensa de los postulados del Plan de Ayala.

Emiliano Zapata, en agosto de 1918, había enviado una carta al general Obregón en la que lo invitaba a que sumara sus fuerzas a la causa del Plan de Ayala.

Antes de su muerte, Zapata había logrado tener contacto con Obregón a través de Octavio Magaña, en febrero de 1919, ratificándole la invitación que le hacía Emiliano Zapata y le dio instrucciones a Magaña para que tratara este asunto en la ciudad de México.

A fines de octubre de 1919, el coronel Juan C. Zertuche se entrevistó con el general Gildardo Magaña en su cuartel general de Xochimilco para invitarlo a que se uniera al movimiento de Agua Prieta que estaba a punto de iniciarse. El general Magaña aceptó la invitación, para lo cual había necesidad de reorganizar el Ejército Libertador del Sur, y algunos generales habían reconocido ya al gobierno de Carranza, como Castrejón y el general Jesús Capistrán; pero surgió un incidente internacional con motivo del plagio de William Jenkings, cónsul de los Estados Unidos en Puebla. Esto lo condenó el gobierno de dicho país y la prensa capitalina dijo que México estaba en crisis internacional.

Gildardo Magaña aprovechó esta circunstancia para hacer una labor de convencimiento entre los jefes del Ejército Libertador del Sur, pues había la amenaza del gobierno norteamericano de invadir el país. Magaña se entrevistó con Carranza y le sugirió la necesidad de reorganizar el ejército para estar prevenidos ante esa posible invasión, y recibió autorización para hacerlo.

Habló con sus antiguos subordinados, Ismael Velasco, Encarnación y Jesús Vega Gil, y el licenciado Francisco de la Torre con objeto de salir al campo rebelde a reorganizar el ejército.

El general Magaña estaba seguro de que Obregón cumpliría la promesa que le había hecho a través del coronel Zertuche de que enarbolaría la bandera agrarista.

Magaña comisionó al licenciado Francisco de la Torre para que se encontrara con el general Tiburcio Cuéllar Montalvo, a principios de enero de 1920, haciendo contacto con los jefes de la zona poblana.

Magaña llegó a fines de enero a la región Coxcotlán en compañía de los generales Ismael Velasco, Encarnación y Jesús Vega Gil, Angel Barrios, el coronel Rodolfo Magaña y otros más. Desde luego, principió la labor en favor del general Obregón enarbolando la bandera del Plan de Ayala.

Por conducto del general Cuéllar, Magaña hizo contacto con gentes de la sierra de Puebla y de los límites de Oaxaca; con Tomás Huerta, Irene Hernández, Juan Carrera y Teodomiro Romero; con Panuncio Martínez, del Estado de Veracruz, quienes se comprometieron a luchar bajo la jefatura de Gildardo Magaña. Con esas fuerzas participaron en el ataque al convoy presidencial donde viajaba Carranza en dirección a Veracruz.

Gildardo Magaña instaló su cuartel general en Coxcatlán, de donde se trasladó a la ciudad de Puebla, ya en poder de los obregonistas.

Al triunfar el movimiento de Agua Prieta en 1920, Obregón organizó dos divisiones con lo que quedaba de los restos de las fuerzas del Ejército Libertador del Sur; la primera división la puso al mando del general Genovevo de la O, y la segunda al mando de Gildardo Magaña.

Obregón reconoció como suyos los postulados del Plan de Ayala e inició enseguida el reparto de las tierras a los campesinos.

El general Gildardo Magaña fue comisionado por la Presidencia de la República como jefe del departamento de colonias agrícolas militares.

En 1923 creó la Confederación Nacional Agraria, organizando a campesinos de todo el país, que cooperaron con el gobierno federal contra la rebelión delahuertista.

Entre los años 1925 y 1935, el general Gildardo Magaña quedó en disponibilidad de la Secretaría de Guerra y Marina. En esa época se dedicó a escribir su obra "Emiliano Zapata y el agrarismo en México", de la que se publicaron cuatro tomos.

En 1935, el general Lázaro Cárdenas le confirió el mando de la Zona Militar que comprendía el Estado de Michoacán, más tarde fue nombrado Gobernador del Territorio Norte de la Baja California y después jefe de la 2a. Zona Militar que comprendía ese Territorio. Estando en el desempeño de este segundo cargo, el general Magaña fue llamado por sus paisanos para que aceptara la postulación como candidato al gobierno de su Estado natal, ganando la elección por abrumadora mayoría. El 16 de septiembre de 1936, protestaba como gobernador constitucional de su Estado.

Siendo gobernador todavía al iniciarse la campaña de auscultación para suceder al general Lázaro Cárdenas, también participó como precandidato a la Presidencia de la República; pero Magaña declinó la postulación.

El general Gildardo Magaña falleció el 13 de diciembre de 1939 en la ciudad de México, siendo gobernador del Estado de Michoacán; su cadáver fue trasladado a la ciudad de Morelia, en donde se le hicieron grandes honores. Lo volvieron a la ciudad de México para sepultarlo en el Panteón de Dolores, donde actualmente reposan sus restos.

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Fuente:

    Valentín López González. Los Compañeros de Zapata.
    Ediciones del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Morelos.
    México, 1980, p. 122-127.

     


 

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