EUSEBIO JÁUREGUI NOLASCO
1895 - 1919

 

Nació en el pueblo de Cuautlixco en marzo de 1895, hijo de don Bartolo Jáuregui y de doña Plácida Nolasco. Su padre fue un agricultor con medianas posibilidades económicas que le permitieron enviar a su hijo a la ciudad de Cuautla, a la escuela que dirigía el profesor Martín Correa, donde cursó hasta el tercer año de primaria.

Al abandonar la escuela se dedicó con su padre a las labores agrícolas; esto le dio oportunidad de estar en contacto con los campesinos, quienes se quejaban de los malos tratos que sufrían en la hacienda de Santa Inés.

Al estallar el movimiento maderista en Morelos, Eusebio Jáuregui, con su hermano Jesús, se incorporó a la revolución el 24 de abril de 1911 en el pueblo de Huautla, a las órdenes directas de Emiliano Zapata. Concurrió a los hechos de armas en contra de las fuerzas porfiristas en la toma de Jonacatepec, y en el sitio y toma de la ciudad de Cuautla, en mayo de 1911.

Jáuregui fue hombre leal que siempre estuvo al lado de Emiliano Zapata. Por su comportamiento en contra de las fuerzas huertistas, Jáuregui obtuvo el grado de general brigadier en el Ejército Libertador del Sur.

Al surgir el rompimiento de Villa y Zapata con Venustiano Carranza, porque éste no quiso acatar las disposiciones de la Convención de Aguascalientes, surgió la lucha de las fuerzas zapatistas en contra de las carrancistas, al invadir en gran número las fuerzas de Carranza, el Estado de Morelos, Jáuregui asistió a la mayoría de los hechos de armas en que intervino el general Zapata.

A fines de febrero de 1919, Eusebio Jáuregui se amnistió con el general Pablo González, jefe de las operaciones carrancistas del sur, con cuartel en la ciudad de Cuautla. La conducta asumida por Jáuregui causó mucha extrañeza en las filas zapatistas. Se radicó en la ciudad de Cuautla y se dedicó a cuidar sus males, así como también a cultivar una parcela en la hacienda de El Hospital.

El general Jáuregui creyó la mentira del coronel Jesús María Guajardo de querer incorporarse a la Revolución del Sur que acaudillaba Zapata, y por ello Jáuregui no tuvo inconveniente en dirigirle una carta a Zapata recomendando a Guajardo.

Con estos antecedentes, el 8 de abril de 1919 fue aprehendido el general Jáuregui al regresar del campo. Al llegar Guajardo a Cuautla la noche del 10 de abril llevando el cadáver de Zapata, el general Jáuregui fue sacado de la prisión para que identificara a Zapata, y así lo hizo.

La tarde del 14 de abril, a las cinco de la tarde, fue llevado al paredón el general Eusebio Jáuregui para ser fusilado por órdenes de Pablo González.

El pelotón de ejecución lo mandó el capitán Rosales. El cuadro se formó en la vía pública, en el muro poniente del templo del Señor del Pueblo.

Dado lo céntrico de este lugar, se reunió mucha gente, y cuando el capitán Rosales le preguntó a Jáuregui cuál era su última voluntad, contestó: "sólo pido que mi sangre sea la última que se derrame para conseguir la paz." Enseguida se produjo la descarga, tocándole sólo dos proyectiles uno en la pierna izquierda y otro en la clavícula derecha. Jáuregui, mal herido, intentó levantarse, pero el teniente Carlos González, al ver que titubeaba el capitán Rosales, sacó su 45 y le vació la carga. Murió en esta forma, a la edad de 26 años, uno de los generales más jóvenes del Ejército Libertador del Sur.

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Fuente:

    Valentín López González. Los Compañeros de Zapata.
    Ediciones del Gobierno del Estado Libre y Soberano de Morelos.
    México, 1980, p. 118-120.

     


 

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