VIII. ZAPATA EN CAMPAÑA

Pregunta: ¿En ese entonces Zapata y los Figueroa ya sabían de lo que Madero estaba logrando en el norte, de que ya había tomado Ciudad Juárez?

AA: Sí señor, ya sabíamos de todo lo que estaba pasando en el norte, nos llegaban reportes, sobre todo de la toma de Ciudad Juárez, que fue lo que más intimidó al ejército de don Porfirio Díaz. Pero volviendo a lo anterior, ese fue el motivo para que empezara la cizaña entre Ambrosio y Zapata, porque Zapata nunca estuvo de acuerdo en que don Francisco Figueroa fuera a la ciudad de México a entrevistarse con Porfirio Díaz, él no quería arreglos de ninguna especie, él tenía la espada desenvainada. Entonces le fueron a decir a Zapata que Figueroa se iba a rendir y que lo iba a traicionar; eso llegó a oídos de Rómulo Figueroa y éste se pone a hablar cosas contra Zapata delante de su emisario. Naturalmente en cuanto regresó ese emisario fue a informárselo a Zapata y entonces éste se disgusta, abandona la plaza y se viene rumbo a Jonacatepec que tomamos, mientras que Ambrosio Figueroa también dejaba la plaza y se iba camino a Iguala.

Pregunta: ¿Cómo estuvo la toma de Jonacatepec?

AA: Pues había más o menos como ciento ochenta federales y cuarenta o cincuenta rurales del Estado, cuyo jefe era el "chato" Boni. Después de dos días y medio de asedio se rindieron, habiéndoles hecho muchas bajas, entre heridos y muertos A los que quedaron vivos los hicimos prisioneros y recogimos todas las armas. El "chato" Boni era un mal hombre, que se había hecho odiar por sus hechos, era un hombre avejentado, grueso, chaparro, no hubo nadie que pidiera clemencia por él, así es que se le formó cuadro y lo fusilamos; a toda la demás gente se le dio libre, menos al jefe político de ahí al que también fusilamos. Entonces decidimos atacar a Cuautla y nos organizamos, pero resulta que a un general Gracia se le pone que atacáramos Atlixco. Entonces nosotros nos movilizamos y en Zacoalpan fue donde se nos incorporó Eufemio Zapata, eso era a fines de abril de 1911. Eufemio era un hombre alto, muy grueso, muy diferente a Emiliano que era delgado, no mal parecido y trigueño, bonachón y bromista. Eufemio era muy mal encarado, muy fuerte, con unas muñecas bastante gruesas, de pésimo carácter y, en fin, un mal hombre.

Eufemio Zapata le causo más bajas a la gente de Emiliano que el mismo gobierno, le mató a varios generales. Bueno, de ahí nos fuimos a las fábricas que están pegadas a Xochimilco. El desorden cundió entre nosotros por la oscuridad de la noche, además lluviosa. Cuando menos lo pensamos nos sorprendió el gobierno que se había introducido y nos empieza a disparar; eso provocó una verdadera confusión, muertos entre nosotros mismos; un desorden completo, todos tiraban contra todos y empezó la desbandada. Entonces nos regresamos a Zacoalpan donde ya nos reunimos todos, algunos heridos. Nuevamente nos organizamos y nos fuimos para atacar a Cuautla, la cual tomamos en los primeros días del mes de mayo; fue un combate muy duro, donde estuvimos nueve días asediando hasta que tomamos la plaza, defendida por los 5º. "de oro" y 17º. Batallón; hubo muchos muertos de nosotros y de ellos.

Pregunta ¿Qué táctica militar seguía Zapata?

AA: Mire usted, eso no hubo nunca en realidad. Zapata tuvo más gente que ningún jefe revolucionario de la República, pero desorganizados, sin ninguna disciplina militar ni respeto ni nada, nomás una bola grande. Pero sí tuvo mucha gente, yo creo conocía más o menos a todos los jefes y supo de sus ejércitos y Zapata tuvo un ejército enorme, como de setenta a ochenta mil hombres, entre Oaxaca, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Michoacán y Guerrero. Bueno, en Cuautla los "federales" se nos pelaron, rompieron el sitio y se fueron, reconcentrándose en Cuernavaca, pero al enterarse de que Ambrosio Figueroa había tomado Iguala, entonces se trasladaron para allá. Nosotros ya íbamos camino para Cuernavaca, pero nos detuvimos en Yautepec. De aquí, el coronel Gabriel Tepepa se va a Tlaquiltenango con dos o trescientos hombres que llevaba, llega a Tlaquiltenango y viéndose sin recursos se le hizo muy fácil ir a pedir dinero a Jojutla, donde ya se encontraba Federico Morales con tres o cuatrocientos hombres de la gente de Ambrosio Figueroa. Estos habían sido enemigos, eran tablajeros en tiempos normales, matanceros de puercos, se conocían, pero los españoles comulgaron con las fuerzas de Figueroa porque éstos no los mataban, ni los extorsionaban, ni nada. A Tepepa, como dependía de las fuerzas de Zapata, lo odiaban. Entonces le metieron, los españoles, a Federico Morales la idea de que Tepepa iba a saquearlos. Tepepa no llevaba más que a su hijo y un asistente e iba a pedirle dinero a un señor Lamadrid. Resulta que le avisaron a Federico Morales, mandó una escolta y agarran a Tepepa, a su hijo y a su asistente. En cuanto los aprehenden, sin más trámite los fusilaron en el zócalo. Así fue la muerte de Gabriel Tepepa. Nosotros estábamos en Yautepec cuando nos llega la noticia. Zapata nos mandó llamar a todos y acordamos en venir a atacar a Morales, pero éste en cuanto fusiló a Tepepa salió con su tropa para ocultarse en Guerrero. Cuando nos enteramos de esta maniobra nos regresamos y continuamos nuestro viaje a Cuernavaca, adonde entramos el dieciocho de mayo en la forma más pacífica; pero ya había continuado la cadena de problemas y distanciamientos desde la toma de Jojutla, con el general Ambrosio Figueroa y su gente.

Un día antes de que nosotros entráramos a Cuernavaca, llegó a la ciudad un general Asúnsolo, quien había sido mandado por Figueroa a marchas forzadas para que entrara a Cuernavaca antes que nosotros. El general Asúnsolo traía como tres o cuatrocientos hombres. Así es que cuando Zapata llegó a Cuernavaca se encontró a ese general, pero Zapata lo mandó llamar y le dijo que se fuera de ahí y así lo hizo; se regresó a Guerrero y nosotros nos quedamos en Cuernavaca. Ahí estuvimos hasta que llegó la orden de licenciarnos, esa fue la torpeza más grande que cometió Zapata.

Pregunta: ¿Hasta este momento Madero no había tenido contacto con Zapata, no le había mandado emisarios?

AA: No señor, no habían tenido contacto en ninguna forma, pero sí estábamos enterados de que Madero ya iba en camino a la ciudad de México. Después de la derrota de Matamoros se nos separó el general Almazán y se fue a Guerrero, creo que a Tlapa, Huamuxtitlán y todo eso. Por aquellos rumbos andaba un coronel de apellido Villa y algunos oficiales federales. Ambrosio Figueroa no comulgó muy bien con Almazán, quien atacó y tomó a Tlapa, llevando consigo una gran cantidad de gente, indios que trajo de la sierra, mucha gente, pero sin armas, aún así se fue sobre Tlapa, aunque le hicieron una mortandad atroz, por lo que el general Figueroa lo criticaba mucho, pues no se explicaba qué había ido a hacer a Tlapa. De ahí se vino. Yo también hice migas con Andrew Almazán porque fue pariente mío. Bueno, a los pocos días salió con su gente para Chilpancingo adonde dejó la mayor parte y siguió a Iguala y de ahí a Cuernavaca donde estábamos nosotros. Ya se pasó en plática con Zapata y ahí Andrew Almazán le pidió que lo comisionara para ir a entrevistarse hasta Torreón, con el señor Madero. Zapata aceptó que fuera con la representación personal de él. Yo me vine acompañando a Almazán y me quedé en la ciudad de México, en un hotel pagado por él, quien luego salió rumbo al norte con la comisión que traía, en unión de otros dos compañeros y ya se entrevistó con Madero. Almazán fue el primer revolucionario que entró aquí a México antes de que se ocupara la plaza. Cuando regresó de Torreón se fue a Morelos con nosotros. Traía instrucciones de Madero para que los esperáramos a la entrada de la ciudad de México, pues le habían informado de todo lo que estaba haciendo Zapata en el Estado de Morelos. Almazán le platicó a Zapata de todo, en especial el día que iba a llegar el señor Madero a México. Bueno, cuando llegaron las tropas de Almazán a Cuernavaca venían semiencueradas y mal pertrechadas. Yo fui con él hasta Iguala para ordenar que emprendieran la marcha ya que quería que entraran a México, pero era vergonzoso su espectáculo y las detuvieron en Cuernavaca. Zapata se vino a México con Almazán para esperar la entrada de Madero. Iba acompañado de una escolta, en la que se contaban su hermano Eufemio y Gildardo Magaña que se le había incorporado en Cuernavaca; éstos fueron los primeros intelectuales que tuvo Zapata.

 

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TESTIMONIOS DEL PROCESO
REVOLUCIONARIO
DE MÉXICO.
Por Píndaro Urióstegui Miranda.
Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana. México, 1987,
Entrevista al Gral. Amador Acevedo, pp. 137-187.