IV. PRIMERO FUE EL PROFESOR
PABLO TORRES BURGOS

Pregunta: ¿Cómo era Pablo Torres Burgos, quiere describírnoslo?

AA: Era un hombre de unos cuarenta y cinco o cincuenta años, muy simpático, profesor, tenía dos hijos muy jóvenes. Al parecer era muy sereno y pacífico, creo que no estaba hecho para la Revolución, pero se le veía bastante inteligente y preparado; era un hombre bonachón, con facilidad de palabra, sencillo y sensible, con un ideal revolucionario muy desarrollado. Bueno, Pablo Torres Burgos llegó jefaturando un grupo de once individuos entre los que se encontraba Emiliano Zapata, que ya estaba levantado en armas, y sus dos hijos cuyos nombres no recuerdo, Maurilio Mejía, sobrino de Zapata, Gabriel Tepepa y su hijo Alvaro, Juan Sánchez, José Vergara, Juan Merino y Rafael Merino, en total once. Entonces, éstos nos mandaron llamar, por conducto de un individuo, porque Burgos ya sabía que ahí podía contar con gente, dado que conocía nuestras actividades. Naturalmente eso nos sorprendió porque no los conocíamos, es más, nosotros ya estábamos en tratos con mi tío Martín Vicario. Al primero que encontraron fue a Margarito Martínez (a) "La Becerra", que también era de Huitzuco, pero que radicaba ahí en mi pueblo; él me mandó llamar inmediatamente pero nos juntamos en mi domicilio, ahí en Huachinantla, para decirme lo que había y que nos esperaban en Alseseca. Ya estando todos reunidos, le mandé a avisar a Pablo Torres Burgos, que era el jefe de ese grupo y sin saber quién era, que se bajara a otro lugar llamado "EI Salitrillo". Después de que atendí los trabajos de la casa -ahí tenía cebando varios animales-, mandé a los sirvientes a que ensillaran, mientras yo fui a sacar unos centavos y se los di a mi compadre Margarito para que fuera a comprar unas botellas de "Catalán Fon", que era una bebida tan buena como el cogñac de hoy, unas docenas de cajas de puros y un morral. Ya cuando regresó mi compadre emprendimos la marcha rumbo a "El Salitrillo", en donde los encontramos como a las once de la mañana. Ibamos Jesús Sánchez, mi compadre Margarito Martínez y su servidor, los tres nada más. Ellos se encontraban entre el monte todos regados, había un caballo por aquí y otro por allá; después de reconocernos se nos presentó Pablo Torres Burgos al cual le preguntamos que cuál era la misión que lo llevaba por ahí y él nos enseñó la documentación que traía de la Junta Revolucionaria de Texas, en donde lo autorizaba Madero para fungir como jefe de la Revolución en Morelos. Como lo que nosotros queríamos era un jefe, porque estábamos cortados, pues automáticamente nos simpatizó. Entonces le dijimos que nos diera unos días de tiempo para que reuniéramos los hombres que teníamos comprometidos, e irnos. A los dos o tres días pudimos reunirnos dieciocho. Después de esta conversación, nosotros regresamos al pueblo y Pablo Torres Burgos permaneció en El Salitrillo esperándonos. Ya estando en mi casa procuré enviarles alimentos.

 

Siguiente

INDICE


TESTIMONIOS DEL PROCESO
REVOLUCIONARIO
DE MÉXICO.
Por Píndaro Urióstegui Miranda.
Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana. México, 1987,
Entrevista al Gral. Amador Acevedo, pp. 137-187.