CORRIDO DE LAS HUACHAS

Autor: Anónimo
Cantan: Pilar Pellicer y Tribu

Y la bola iba creciendo.
Con ellos iban las manos
de sus recias compañeras;
con ellos y con el ánimo.

Mas no todas, sin embargo.
Algunas se iban quedando.

Ellos las llamaban huachas.
Eran viejas carrancistas,
que se sentían muy muchachas
despreciando a zapatistas.

Ellas se fueron quedando.
Y solitas se quedaron.

- . -

Enemigos de mi causa
federales de ocasión
las mujeres se hacen huachas
suspiran por un pelón.

Si porque tienen la plata
a buen precio dan su amor
diciendo muera Zapata
viva el Gobierno Mejor.

Nosotros no por desgracia
les damos sólo un tostón, o
nos hacen menos, ingratas
a ellos dan su corazón.

Alguna que no sea huacha
ha de brindarme su amor
si dice viva Zapata,
viva Zapata diré yo.

Mujeres que en dulce calma
caricias da al Federal
que riega con sangre humana
nuestra Patria la natal.

Sin duda no tienen alma
si la tierra es muy fatal
y no les conmueve el llanto
de familias sin hogar.

Si algún paisano por chanza
declaraba amor legal
contestaban que esperanza
zapatistas no he de amar.

Yo soy de la aristocracia
mi adorado es militar
el pueblo me llama huacha
huertista y no "liberal".

Que vivan las nuevas huachas
las novias del escuadrón
de los que se dieron de alta
contra la Revolución.

Que ya les provocan basca
huarache, tilma y calzón
y no les causan lo mismo
el maicito y el frijol.

Mas para que a mí me quieran
voy a vestir munición
pantalón y cartuchera
caballo y mi remitón.

Entonces viejas tres piedras
con mi cuaco seré pelón
y me darán sin espera
lo que pida la ocasión.

Temprano tendré mi sueldo
con mi huacha saldré veloz
a cualquier tienda ligeros
a echarnos una de dos
aunque ella tenga los piojos
flaca, flaca y yo pelón.
Yo viejo con grandes cuernos
con mi huacha, feliz unión.

 

CORRIDO DE LAS COMADRES

-- Ahora venga a noticiarse comadrita,
unas notas que en la calle recogí,
que los bravos y temibles carrancistas,
esta noche se han pelado ya de aquí.

-- No es posible, comadrita, que sea cierto
que esta noche se hayan ido sin decir.
Si usté sabe que valientes y aguerridos
con las vacas se pusieron a reñir.

-- Pues ya ve que en esta plaza impera
la brigada de Jonacatepec.
Ellos son valientes en la lucha
y en tepetate rejonean después.

-- Me despido, comadrita, porque es tarde
ay' mañana seguiremos la versión,
no sea que vaya a venir ya su compadre
y me juzgue carrancista de ocasión.

-- Mejor perro comadrita y no un cobarde,
un cobarde o mendigo de ocasión.
Zapatistas aunque al mundo no le cuadre
y aunque viejas no cambiamos de opinión.

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Fuente:

Zapata Hoy.
Disco de Pilar Pellicer y Tribu. 1980.
Comité Promotor de Investigaciones del Desarrollo Rural.
(Tribu: Jesús Herrera, Alejandro Méndez y Agustín Pimentel)

Armando de Maria y Campos
La Revolución Mexicana a Través de los Corridos Populares
.
Tomo I. México, 1962. p. 244-245.
Biblioteca del Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana.

Nota: La versión de Armando de Maria y Campos no incluye los primeros cuatro párrafos y los cinco últimos que aquí se transcriben, que fueron sacados del disco. En el disco se menciona que se incluyen ideas y textos poéticos de Gustavo Esteva. Al parecer serían los cuatro primeros párrafos. Los cinco últimos son denominados en el disco como "Corrido de las Comadres" y no forman parte del "Corrido de las Huachas". Además, la versión de De Maria y Campos incluye seis párrafos que no son incluidos en la versión del disco. Dado que la versión del disco y la del libro son diferentes, a continuación transcribo la versión del libro:

 

DANZA DE LAS HUACHAS

Autor: Anónimo

Siendo enemigos a nuestra causa
los federales en la ocasión,
las de mi pueblo se han vuelto huachas
que hasta suspiran por un pelón,
si es porque tienen bastante plata
y a muy buen precio les dan su amor
yo también dicen ¡muera Zapata!(sic)
¡viva el Gobierno! que es lo mejor.

Pero nosotros, oh cruel desgracia,
porque les damos sólo un tostón
nos hacen menos las muy ingratas
y a ellos les brindan su corazón;
alguna vieja no ha de ser huacha
y ha de brindarme tal vez su amor
y si me dice ¡viva Zapata!
¡viva Zapata! le diré yo.

Lindas mujeres que en dulce calma
dan caricias a un "federal",
siendo que riegan con sangre humana
a nuestra Patria pueblo natal;
sin duda deben no tener alma
y si la tierra es muy fatal,
no les conmueve el llanto que exhalan
varias familias sin pan ni hogar.

Si es que me niegan vuestras caricias
porque mi traje no es de Rural,
pueden borrarme ya de su lista,
que por sentido no me he de dar
soy y prefiero ser zapatista
y no un verdugo cruel militar,
que a hombres inermes la vida quitan
cuando los llegan a derrotar.

Hay morelenses interesables,
sin patriotismo y sin compasión,
que a los verdugos de vuestros lares
brindan gustosas su corazón;
hasta unas jóvenes muy notables
se han vuelto huachas en la ocasión,
pero esas sólo con oficiales
porque son huachas de grande honor.

Muy orgullosas las catrincitas
versan con ellos sin vacilar;
el uniforme creo las hechiza
o la arrogancia del militar,
pero mañana, por cruel desdicha,
sus napoleones de aquí se van,
quedan las huachas, suerte maldita,
sin las caricias de su galán.

Al fin pasó como se esperaba;
sus pobres Juanes se fueron ya
y unas quedaron ya hasta preñadas
y otras llorando su soledad;
ahora esos niños que a luces salgan
¿a quién le nombrarán papá?
al cruel destino que presenciaban
los tiernos goces de la mamá.

Si algún paisano, tal vez por chanza
les declaraba su amor legal,
les contestaban: ay, qué esperanza
que a un zapatista yo llegue a amar,
yo pertenezco a la aristocracia
y mi adorado es un militar,
y aunque mi pueblo me nombre huacha
yo soy huertista y no "liberal".

Ahora, que vivan las nuevas huachas
que pertenecen a un Escuadrón
que allá en Morelos se han dado de alta
¡en contra de la Revolución!,
dicen que ya les provocan basca
los de huarache, tilma o calzón,
porque no tienen bastante plata,
como los Juanes de un batallón.

¿Qué quieren que haga, queridas huachas?
Pobre he nacido y pobre he de ser,
y si por pobre me dan de baja
allá en sus filas ¿qué hemos de hacer?;
algún día Venus me dará de alta
entre las ninfas de su vergel
y entonces vayan con Dios las huachas
que no quisieron darme cuartel.

No hay más que para que a mí me quieran,
voy a vestirme de munición,
mi pantalón y mi cartuchera,
con mi caballo y mi Remitón,
entonces viejas nomás tres piedras,
ya con mi chaco seré un pelón
y me darán sin ninguna espera
lo que hoy me niegan en la ocasión.

Muy de mañana tendré mi sueldo
y con mi huacha saldré veloz;
a cualquier tienda donde ligeros
nos echemos una de a dos
aunque de piojos tenga un sinserro,
flaca y greñuda y yo pelón,
seré su viejo con grandes cuernos
y ella mi huacha, feliz unión.

 

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