CARTA DE FRANCISCO I. MADERO A
VICTORIANO HUERTA
Chihuahua, Chihuahua, Octubre 31 de 1911

Señor Gral. de Brigada don Victoriano Huerta
México, D.F.

Muy señor mío:

Hasta hoy me enteré de la carta que se sirve usted escribirme con fecha 28 del actual y que ha sido publicada por la prensa. Con gusto obsequio sus deseos y expreso por qué me ha parecido inexplicable la conducta de usted en Morelos. Apenas llegó usted a ese Estado, fui personalmente para procurar un arreglo pacífico a la cuestión. Llevé una comunicación para usted del señor Subsecretario de Guerra, que le explicaba claramente mi misión y le daba a entender que procurase obrar de acuerdo conmigo, a fin de no entorpecer mis gestiones pacificadoras.

Amante de atraer a mi lado a todas las personas de valer, en cualquier sentido, tanto en el ramo militar como de los demás, traté a usted con todas las consideraciones posibles, lo llevé a comer a la casa en donde me alojaba, repetidas veces, y lo invité a mis paseos por la población, con el deseo de formar lazos de verdadera amistad entre usted y yo. Todo me hizo creer que usted compartía el mismo sentimiento, pues sus atenciones hacia mí y sus protestas de amistad y adhesión no podían dejar duda en mi ánimo.

Fue por esta circunstancia precisamente, que me sorprendió de un modo tan penoso el hecho siguiente: cuando creía haberme dado cuenta de la situación de Morelos y antes de ir a Cuautla a donde proyecté ir a caballo, quise pasar por la capital de la república para conferenciar con el señor Presidente, y pocos momentos antes de tomar el automóvil para la capital se me informó que las columnas de usted estaban en marcha rumbo a Yautepec. Mandé hablarle a usted y me aseguró que no era exacto, que únicamente iban sus tropas a hacer ejercicios militares en las afueras de la población y que regresarían pronto.

Pues bien, a mi llegada a la capital de la República supe que me había usted engañado, pues efectivamente habían avanzado sus tropas rumbo a Yautepec. Este movimiento en sí no hubiese tenido gran importancia si no hubiera sido por haberme usted afirmado lo contrario.

Después, cuando estaba yo en Cuautla, en los arreglos con Zapata, siguió usted avanzando a Yautepec y acercándose a Cuautla sin recibir órdenes expresas del Presidente de la República, ni del Sub- Secretario de Guerra, con lo cual entorpeció usted mis gestiones y al fin se rompieron las hostilidades haciendo infructuosos mis esfuerzos y hasta habiendo puesto en peligro mi vida, pues Zapata muy bien hubiera podido creer que yo lo engañaba, porque de Cuernavaca le telegrafié que usted no avanzaba sobre Yautepec, sino que sólo hacía una marcha instructiva como usted me lo había asegurado, y después le dije que las tropas de usted no se acercarían a Cuautla y habiendo sido lo contrario, puesto que hasta se dijo en Morelos que usted había capturado a la escolta que Zapata había mandado para que me fuera a recibir cerca de Cuernavaca, lo cual no he podido confirmar; pero de todos modos, todo esto podía haber despertado la desconfianza en Zapata o en sus soldados.

En cuanto a lo que usted afirma que el Estado estaba completamente pacificado cuando usted se separó del mando de las tropas, no sé hasta qué punto pueda considerarse así, puesto que aun en los momentos actuales la prensa informa de depredaciones que cometen las fuerzas de Zapata.

Respecto a la pericia con que usted dirigió las operaciones contra Zapata, no quiero emitir mi juicio en estos momentos, pues no me corresponde a mí hacerlo, únicamente haré notar que cuando las hordas que venían a juntarse con Zapata entraron a Jojutla y la saquearon, pidieron a usted auxilio los habitantes, y encontrándose a una distancia que podía haberse franqueado en una jornada de marcha, no dio usted auxilio a los habitantes de aquel pueblo que por tres días fue saqueado e incendiado.

No sé qué razones tendría usted para ello; pero contaba usted con cerca de 3,000 hombres, y con unos 300 o 400 que hubiese usted destacado, hubiese sido bastante para proteger aquella población. Y si usted obró en virtud de instrucciones amplias que tenía, no me explico por qué no fue a proteger a Jojutla; o bien, si atendía usted al pie de la letra las instrucciones que recibía de México, entonces tampoco me explico esa marcha que hizo usted para salir de Cuernavaca, pues eso fue lo que más excitó los ánimos en Morelos e hizo que se aumentaran las fuerzas de Zapata y se levantaran las que fueran a saquear a Jojutla.

No hubiese hecho mención alguna a la actitud de usted en Morelos, si no hubiese sido por la circunstancia de que se atacó injustamente al Gral. González Salas, que era Subsecretario de Guerra, y me pareció de justicia decir la verdad a fin de que se sepa quién provocó aquella guerra y a quién se debe que no se haya podido terminar pronto.

Desde el momento que yo iba con una misión de paz y aunque con carácter extra-oficial, sabía usted muy bien el verdadero carácter de que yo iba investido, y si usted hubiese estado inspirado en el mismo patriótico sentimiento hubiese obrado de acuerdo conmigo y no hubiese entorpecido mis planes como lo hizo.

Tomo nota de que ha declinado usted el honor que el Señor Presidente le había conferido nombrándolo Vocal de la Junta Superior de Guerra y que al señor Subsecretario de Guerra pide usted su licencia absoluta del Ejército.

Espero quedarán satisfechos los deseos de usted con la anterior declaración y me repito su afmo. y atto. S.S.

 

Francisco I. Madero

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Fuentes:

    Archivo Isidro Fabela. F9-110-7.

    Archivo General de la Nación. Serie Revolución y Régimen Maderista.
    Caja 1, carpeta 9, expediente 217.

     

Referencias a este documento, en:

    Josefina E. de Fabela. Emiliano Zapata, el Plan de Ayala
    y su política agraria
    . Editorial Jus, México, 1970, p. 21-23

    Colección Revolución (Tomo I). Series: Actividades Revolucionarias
    de los Hermanos Flores Magón y Revolución y Régimen Maderista.

    Archivo General de la Nación. Guías y Catálogos No. 75. México, 1985,
    p. 27-28:

    Carta de Francisco I. Madero, fechada en Chihuahua, Chih., al general Victoriano Huerta. Le reprocha su inexplicable
    conducta en el estado de Morelos, al entorpecer las gestiones de paz que celebraba con el general Emiliano Zapata en la
    población de Cuautla, y por no haber prestado auxilio a los habitantes de Jojutla, poblado saqueado e incendiado.

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