Junio 29. Obedeciendo a un llamado de Madero, llega
Emiliano Zapata a la metrópoli. Se aloja en el Hotel Coliseo
y allí van a verlo los periodistas, a quienes dice que pasen,
que no se come a la gente. Les habla de que ha prometido al señor
Madero licenciar a sus hombres y retirarse a la vida privada y se lo
va a cumplir; pero que no comprende por qué los periódicos
hablan mal de él; que no fue a la Revolución por robar,
pues no lo necesita ya que posee desde mucho antes, tierra y ganado;
que los hacendados tienen más razón en atacarlo toda vez
que les quitó a los peones a los que pagaban jornales miserables.
"Hay gente mala con él --confiesa después su secretario
a los reporteros--, pero el jefe es bueno; se enojó al leer la
versión de los ricos de Morelos, propalada por ustedes, y dijo
que merecían los hacendados el incendio de sus propiedades para
que hablaran la verdad".