Plan Libertador de los hijos del Estado de Morelos, afiliados al Ejército
Insurgente que defienden el cumplimiento del Plan de San Luis Potosí,
con las reformas que ha creído conveniente aumentar en beneficio
de la Patria Mexicana.
Los que suscribimos, constituídos en Junta Revolucionaria, para
sostener y llevar a cabo las promesas que hizo la Revolución de
20 de noviembre próximo pasado, declaramos solemnemente ante la
faz del mundo civilizado que nos juzga y ante la nación a que pertenecemos
y amamos, los principios que hemos formulado, para acabar con la tiranía
que nos oprime y redimir a la Patria de las dictaduras que se nos imponen,
las cuales quedan determinadas en el siguiente plan:
1o.- Teniendo en consideración que el pueblo mexicano acaudillado
por don Francisco I. Madero fué a derramar su sangre para reconquistar
libertades y reivindicar sus derechos conculcados y no para que un hombre
se adueñara del poder violando los sagrados principios que juró
defender bajo el lema 'Sufragio Efectivo'. 'No Reelección', y ultrajando
así la fe, la causa, la justicia y las libertades del pueblo; teniendo
en consideración que ese hombre a que nos referimos es don Francisco
I. Madero, el mismo que inició la precipitada Revolución,
el cual impuso por norma su voluntad e influencia al Gobierno Provisional
del ex-Presidente de la República, Lic. Francisco L. de la Barra,
por haberlo aclamado el pueblo su Libertador, causando con este hecho reiterados
derramamientos de sangre y multiplicadas desgracias a la Patria de una
manera solapada y ridícula, no teniendo otras miras que satisfacer
sus ambiciones personales, sus desmedidos instintos de tirano y su profundo
desacato al cumplimiento de las leyes preexistentes emanadas del inmortal
Código de 57 escrito con la sangre de los revolucionarios de Ayutla;
teniendo en consideración que el llamado Jefe de la Revolución
Libertadora de México, don Francisco I. Madero, no llevó
a feliz término la Revolución que tan gloriosamente inició
con el apoyo de Dios y del pueblo, puesto que dejó en pié
la mayoría de poderes gubernativos y elementos corrompidos de opresión
del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, que no son ni pueden
ser en manera alguna la legítima representación de la Soberanía
Nacional y que por ser acérrimos adversarios nuestros y de los principios
que hasta hoy defendemos, están provocando el malestar del país
y abriendo nuevas heridas al seno de la Patria para darle a beber su propia
sangre; teniendo en consideración que el supradicho Señor
Francisco I. Madero, actual Presidente de la República, trata de
eludir el cumplimiento de las promesas que hizo a la Nación en el
Plan de San Luis Potosí, ciñendo las precitadas promesas,
a los convenios de Ciudad Juárez, ya nulificando, persiguiendo,
encarcelando o matando a los elementos revolucionarios que le ayudaron
a que ocupara el alto puesto de Presidente de la República por medio
de sus falsas promesas y numerosas intrigas a la Nación; teniendo
en consideración que el tantas veces repetido don Francisco I. Madero,
ha tratado de acallar con la fuerza bruta de las bayonetas y de ahogar
en sangre a los pueblos que le piden, solicitan o exigen el cumplimiento
de sus promesas a la Revolución, llamándolos bandidos y rebeldes,
condenándolos a una guerra de exterminio sin concederles ni otorgarles
ninguna de las garantías que prescriben la razón, la justicia
y la ley.
Teniendo en consideración que el Presidente de la República
señor don Francisco I. Madero, ha hecho del Sufragio Efectivo una
sangrienta burla al pueblo, ya imponiendo contra la voluntad del mismo
pueblo, en la Vice-Presidencia de la República, al Lic. José
María Pino Suárez, ya a los Gobernadores de los Estados designados
por él, como el llamado general Ambrosio Figueroa, verdugo y tirano
del pueblo de Morelos, ya entrando en contubernio escandaloso con el partido
científico, hacendados, feudales y caciques opresores, enemigos
de la Revolución proclamada por él, a fin de forjar nuevas
cadenas y de seguir el molde de una nueva dictadura más oprobiosa
y más terrible que la de Porfirio Díaz; pues ha sido claro
y patente que ha ultrajado la Soberanía de los Estados, conculcando
las leyes sin ningún respeto a vidas ni intereses, como ha sucedido
en el Estado de Morelos y otros, conduciéndonos a la más
horrorosa anarquía que registra la historia contemporánea;
por estas consideraciones declaramos al susodicho Francisco I. Madero:
inepto para realizar las promesas de la Revolución de que fué
autor, por haber traicionado los principios con los cuales burló
la fe del pueblo y pudo haber escalado el poder, incapaz para gobernar
por no tener ningún respeto a la ley y a la justicia de los pueblos
y traidor a la Patria por estar humillando a sangre y fuego a los mexicanos
que desean libertades, por complacer a los científicos, hacendados
y caciques que nos esclavizan, y desde hoy comenzamos a continuar la Revolución
principiada por él, hasta conseguir el derrocamiento de los poderes
dictatoriales que existen.
2o.- Se desconoce como Jefe de la Revolución al C. Francisco
I. Madero y como Presidente de la República, por las razones que
antes se expresan, procurando el derrocamiento de este funcionario.
3o.- Se reconoce como Jefe de la Revolución Libertadora, al ilustre
general Pascual Orozco, segundo del Caudillo don Francisco I. Madero, y
en caso de que no acepte este delicado puesto, se reconocerá como
Jefe de la Revolución al C. general Emiliano Zapata.
4o.- La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos manifiesta a la Nación
bajo formal protesta:
Que hace suyo el Plan de San Luis Potosí con las adiciones que
a continuación se expresan en beneficio de los pueblos oprimidos
y se hará defensora de los principios que defiende hasta vencer
o morir.
5o.- La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos no admitirá
transacciones ni componendas hasta no conseguir el derrocamiento de los
elementos dictatoriales de Porfirio Díaz y don Francisco I. Madero,
pues la Nación está cansada de hombres falsos y traidores
que hacen promesas como libertadores pero que al llegar al poder, se olvidan
de ellas y se constituyen en tiranos.
6o.- Como parte adicional del Plan que invocamos, hacemos constar: que
los terrenos, montes y aguas que hayan usurpado los hacendados, científicos
o caciques a la sombra de la tiranía y justicia venal, entrarán
en posesión de esos bienes inmuebles desde luego, los pueblos o
ciudadanos que tengan sus títulos correspondientes a esas propiedades,
de las cuales han sido despojados, por la mala fe de nuestros opresores,
manteniendo a todo trance, con las armas en la mano, la mencionada posesión,
y los usurpadores que se consideren con derecho a ello, lo deducirán
ante tribunales especiales que se establezcan al triunfo de la Revolución.
7o.- En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos
mexicanos, no son más dueños que del terreno que pisan, sufriendo
los horrores de la miseria sin poder mejorar en nada su condición
social ni poder dedicarse a la industria o a la agricultura por estar monopolizadas
en unas cuantas manos las tierras, montes y aguas, por esta causa se expropiarán,
previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios, a los
poderosos propietarios de ellas, a fin de que los pueblos y ciudadanos
de México, obtengan ejidos, colonias, fundos legales para pueblos
o campos de sembradura o de labor y se mejore en todo y para todo la falta
de prosperidad y bienestar de los mexicanos.
8o.- Los hacendados, científicos o caciques que se opongan directa
o indirectamente al presente Plan, se nacionalizarán sus bienes
y las dos terceras partes que a ellos les correspondan, se destinarán
para indemnizaciones de guerra, pensiones para las viudas y huérfanos
de las víctimas que sucumban en la lucha por este Plan.
9o.- Para ajustar los procedimientos respecto a los bienes antes mencionados,
se aplicarán leyes de desamortización y nacionalización
según convenga, pues de norma y ejemplo pueden servir las puestas
en vigor por el inmortal Juárez, a los bienes eclesiásticos,
que escarmentaron a los déspotas y conservadores que en todo tiempo
han pretendido imponernos el yugo ignominioso de la opresión y del
retroceso.
10o.- Los Jefes Militares insurgentes de la República, que se
levantaron con las armas en la mano, a la voz de don Francisco I. Madero,
para defender el Plan de San Luis Potosí, y que ahora se opongan
con fuerza armada, al presente Plan, se juzgarán traidores a la
causa que defendieron y a la Patria, puesto que en la actualidad muchos
de ellos por complacer a los tiranos, por un puñado de monedas,
o por cohecho o soborno, están derramando la sangre de sus hermanos
que reclaman el cumplimiento de las promesas que hizo a la Nación
don Francisco I. Madero.
11o.- Los gastos de guerra serán tomados conforme a lo que prescribe
el artículo XI del Plan de San Luis Potosí, y todos los procedimientos
empleados en la Revolución que emprendemos, serán conforme
a las instrucciones mismas que determine el mismo Plan.
12o.- Una vez triunfante la Revolución que hemos llevado a la
vía de la realidad, una junta de los principales jefes revolucionarios
de los distintos Estados, nombrará o designará un Presidente
Interino de la República, quien convocará a elecciones para
la nueva formación del Congerso de la Unión y éste,
a su vez, convocará a elecciones para la organización de
los demás poderes federales.
13o.- Los principales jefes revolucionarios de cada Estado, en junta
designarán al Gobernador Provisional del Estado a que correspondan
y este elevado funcionario convocará a elecciones para la debida
organización de los poderes públicos, con el objeto de evitar
consignas forzadas que labran la desdicha de los pueblos como la tan conocida
consigna de Ambrosio Figueroa, en el Estado de Morelos y otros, que nos
conducen a conflictos sangrientos sostenidos por el capricho del dictador
Madero y el círculo de científicos y hacendados que lo han
sugestionado.
14o.- Si el Presidente Madero y demás elementos dictatoriales
del actual y antiguo régimen, desean evitar las inmensas desgracias
que afligen a la Patria, que hagan inmediata renuncia de los puestos que
ocupan y con eso, en algo restañarán las graves heridas que
han abierto al seno de la Patria; pues de no hacerlo así, sobre
sus cabezas caerá la sangre derramada de nuestros hermanos.
15o.- Mexicanos: considerad que la astucia y la mala fe de un hombre
está derramando sangre de una manera escandalosa por ser incapaz
para gobernar; considerad que su sistema de gobierno está aherrojando
a la Patria y hollando con la fuerza bruta de las bayonetas nuestras instituciones;
y así como nuestras armas las levantamos para elevarlo al poder,
ahora las volveremos contra él por haber faltado a sus compromisos
con el pueblo mexicano y haber traicionado la Revolución iniciada
por él; no somos personalistas, somos partidarios de los principios
y no de los hombres.
Pueblo mexicano: apoyad con las armas en la mano este Plan y haréis
la prosperidad y bienestar de la Patria.
Justicia y Ley.
Ayala, Nov. 28-1911
General Emiliano Zapata .- General Otilio Montaño .- General
José Trinidad Ruiz .- General Eufemio Zapata .- General Jesús
Morales .- General Próculo Capistrán .- General Francisco
Mendoza.
Coroneles: Amador Salazar .- Agustín Cázares .- Rafael
Sánchez .- Cristóbal Domínguez .- Fermín Omaña
.- Pedro Salazar .- Emigdio L. Marmolejo .- Pioquinto Galis (1) .- Manuel
Vergara .- Santiago Aguilar .- Clotilde Sosa .- Julio Tapia .- Felipe Vaquero
.- Jesús Sánchez .- José Ortega .- Gonzalo Aldape
.- Alfonso Morales.
Capitanes: Manuel Hernández .- Feliciano Domínguez .-
José Pineda .- Ambrosio López .- Apolinar Adorno .- Porfirio
Cázares .- Antonio Gutiérrez .- Odilón Neri .- Arturo
Pérez .- Agustín Ortiz .- Pedro Valbuena Huertero .- Catarino
Vergara .- Margarito Camacho .- Serafín Rivera .- Teófilo
Galindo .- Felipe Torres .- Simón Guevara .- Avelino Cortés
.- José María Carrillo .- Jesús Escamilla .- Florentino
Osorio .- Camerino Menchaca .- Juan Esteves .- Francisco Mercado .- Sotero
Guzmán .- Melesio Rodríguez .- Gregorio García .-
José Villanueva .- L. Franco .- J. Estudillo .- F. Galarza .- O.
González .- F. Caspeta .- P. Campos .- Teniente: Alberto Blumenkron.
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En el facsímil que aparece en estas páginas, no figuran
las firmas de PIOQUINTO GALIS Y EMIGDIO L. MARMOLEJO, porque al haber corrido
de mano en mano los pocos ejemplares que se firmaron en Ayoxustla, para
que algunos de los principales jefes conservaran el suyo, no llegó
a las manos de los mencionados el original que poseemos. Es de justicia
hacer constar esta circunstancia, así como que las firmas que aquí
faltan, sí existen en otro original que también tenemos en
nuestro poder. El que publicamos está escrito de puño y letra
de Montaño.
Gildardo Magaña