ORDENA ALBERTO GARCÍA GRANADOS AL GRAL. CÁNDIDO AGUILAR QUE SALGA DE CUAUTLA
Agosto 25, 1911
Agosto 25: Ordena el Ministro de Gobernación, ingeniero
Alberto García Granados, al general Cándido Aguilar, que
salga de Cuautla con sus tropas revolucionarias para que entren los
federales, pues el desarme es una farsa. Así lo hace saber el general Aguilar
a Madero, quien dice desde México a De la Barra en carta fechada
hoy, que desde que él, el licenciado De la Barra, se comprometió
a acatar en todo el programa de la Revolución y tomó
posesión de la Presidencia provisional de la República,
él, Madero, siempre ha ayudado con lealtad a su gobierno, y que
guiado por un espíritu de patriotismo, no vaciló en romper con el
licenciado Emilio Vázquez Gómez, uno de sus más fieles y constantes colaboradores
y uno de los miembros más conspicuos del Partido Revolucionario;
pero que como ayer él, De la Barra, dio a entender que quería
más libertad para gobernar, no volverá a importunarlo con
sus visitas, pero no podrá impedir que los maderistas critiquen
los actos censurables del actual gobierno, pues ya que el señor
Alberto García Granados sólo atiende las observaciones
que le hace la llamada gente de orden, justo es que sufra las
consecuencias y lo que lamenta es que él, De la Barra, se empeñe
en sostener a ese señor que constantemente posterga a los
revolucionarios, a la vez que envía a Morelos a los jefes que
mayores desmanes cometieron durante la guerra. Acusa al general Reyes
de intrigar en todos los ramos de la administración y de haberse
atraído a los gobernadores de Jalisco y de Nuevo León,
al mismo tiempo que prostituye al Ejército y fomenta disturbios
en el país, pues hasta un levantamiento de Jesús H. Salgado en Guerrero, se
asegura es inspirado por los reyistas. Esto no obstante, lejos de
tomarse medidas para salvar el depósito de las libertades que los
revolucionarios han hecho en él, en De la Barra, se permite que don
Íñigo Noriega, partidario del general Reyes, tenga gran cantidad
de armas de la Nación en su hacienda, y se ordena el licenciamiento
de tropas revolucionarias de Toluca. Por otra parte, el general Huerta
es reyista y se burló de él, de Madero, en Cuernavaca,
y si siguen las complacencias con los del antiguo régimen, es
casi segura la guerra civil. Por todo lo cual suplica Madero a De la
Barra que haga lo que le prometió acerca de NO LICENCIAR MÁS
TROPAS INSURGENTES, PUES NO CONFÍA EN EL EJÉRCITO HASTA QUE NO
SE REALICEN LOS CAMBIOS DE JEFES QUE TANTAS VECES HA INDICADO. A
propósito, le recomienda llame "a un diputado Juan Tablada"
que podrá asegurar cómo Huerta le ofreció $8,000.00 porque
se hiciera reyista "El Hijo del Ahuizote". Lo excita, por
último, a la unión y le hace ver que su honor, el de Madero,
está de por medio en el compromiso que, con autorización
del propio Presidente provisional, celebró con Zapata, y si ahora
no se cumple, quedará en ridículo y hasta pueden creer los
zapatistas que fue a traicionarlos engañándolos; a eso sí
que no se resigna, y, en caso de no solucionarse esto, hará
declaraciones para que todos sepan cuál fue su proceder en este conflicto, y cómo él,
Madero, no es uno de esos políticos que van a engañar al
adversario para desarmarlo.
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