1o.- Que se respete la soberanía del Estado de Morelos.
2o.- Que sea separado de la Primera Magistratura del Estado el actual
Gobernador, por ser incapaz para gobernar y pertenecer al Partido Científico.
3o.- Que no queremos ni deseamos que sea Gobernador Provisional don
Ramón Oliveros, por ser elemento designado por científicos.
4o.- Que el nuevo Gobernador Provisional sea designado para el caso
de que se trata, de acuerdo con las aspiraciones del pueblo y principales
jefes de mi ejército, para que sea una garantía de los principios
que ha defendido la Revolución triunfante.
5o.- Que el pueblo de Morelos y no yo, es el que desea que las tropas
federales no sean las que se encarguen de la seguridad pública del
Estado, porque éstas serán una amenaza para la soberanía
en este momento y ejercerán represalias sangrientas como ha acontecido
en otros Estados.
6o.- Yo, por mi parte, estoy dispuesto a licenciar las tropas que queden
a mi mando; pero también pido que entre ellas se seleccionen los
elementos que deban custodiar la seguridad pública del Estado, inter
se elige la Legislatura, la que, de acuerdo con el Ejecutivo, conforme
a la Ley, determinará o solucionará el asunto que nos ocupa
(el agrario), y yo acataré cualquiera que sea la determinación
o medida de los legítimos representantes de este pueblo, de quien
soy y seré fiel servidor.
7o.- Pido también que las autoridades provisionales y empleados
con quienes no estén conformes los pueblos, sean designados conforme
a la voluntad de los mismos pueblos, porque muchos de ellos protestan contra
la imposición forzosa de autoridades provisionales que pertenecen
a la administración porfirista y a los científicos y naturalmente
que estas autoridades, compuestas en su mayor parte de caciques, hombres
déspotas y crueles, ejercen represalias que los exasperan y provocan
su malestar.
8o.- Yo, por mi parte, estoy dispuesto a retirarme a la vida privada,
pero antes de retirarme anhelo la paz del pueblo que he defendido, pues
no tengo más ambición que la tranquilidad y bienestar de
este Estado, por el que no vacilaré en sacrificarme en aras de la
justicia.
Estas son las demandas justas que hago a usted y al Supremo Gobierno,
en bien de la paz, de la prosperidad y de la justicia.
El General
Emiliano Zapata